(Cronista: David)
El día comienza temprano, son las 7:30 y hay que desayunar fuerte porque la ruta promete ser exigente. Según el track enviado son 51km y 1500m de ascenso total, esto junto con los -4ºC que dan de pronóstico a primera hora para el Atazar hacen que la leche caliente entre con mas gusto si cabe …
Termino los últimos ajustes de mi bici en el trastero y salgo pedaleando hacia la gasolinera de CC Miramadrid. Mucho frío, aunque el cielo esta despejado y pronto saldrá el sol. Al llegar, están Dani y Villy cargando sus «burras» en la furgoneta; «Buenos días» de rigor y aunque no se diga, a todos nos pasa el mismo pensamiento por la cabeza, «hace 10 minutos estaba cálidamente en mi cama…» en fin el deporte es así y la ruta de hoy solo la escriben los valientes.
Llegan Enrique, Oscar y Ángel, cargamos el resto de bicis y nos ponemos en camino, 1 hora nos separa del destino.
Llegamos al Atazar y efectivamente, hace mucho frío. Nos enfundamos nuestros guantes, máscaras, cascos etc y emprendemos la marcha, está saliendo el sol.
La ruta comienza bajando, camino pedregoso pero amplio y sin peligro, avanzamos rápido. En algunos tramos nos da el sol de costado y las sensaciones son agradables. Los cinco primeros km transcurren rápidamente, Enrique no se cree que con este comienzo haya 1500m de ascenso.
Pero lo bueno termina en el km 6, comienza la subida. De momento va suave, pero con algún repecho fuerte. Las piernas se desperezan y los músculos de todo el cuerpo se preparan para el esfuerzo. En el km 10 la subida se vuelve ligeramente mas dura, aunque de momento se soporta bien, el ritmo de la marcha ha disminuido considerablemente. El grupo comienza a dividirse con Ángel a la cabeza. Enrique empieza a creerse lo de los 1500m de ascenso. La pista transcurre atravesando un denso pinar, haciendo zetas y sin dejar paso al sol, pero el sol, a estas alturas y con el corazón al limite de pulsaciones es lo que menos nos preocupa. Tras una rampa con desnivel muy prominente salimos a un claro donde Ángel sufre un pinchazo, bufff alivio, una paradita!!. Dani, un poco retrasado nos alcanza y decide seguir avanzado junto con Enrique. Estamos en el km 12, Oscar mirando el track nos comunica que lo peor ha pasado, aún nos queda ascenso pero mas tendido, música para los oídos .Tras una rápida reparación, nos ponemos en marcha. Lo malo de las paradas es q el cuerpo se queda frío y cuesta volver a calentarlo. Arrancamos y Ángel se vuelve a poner en cabeza, ¡esta intratable!. Vamos en grupeta de a cuatro y el ritmo, aún subiendo, es muy ligero. Villy hasta la parada del pinchazo, había rodado a su ritmo, parando a hacer fotos, reagrupar ,etc, pero a partir de ese momento, el no haber cenado el día anterior, empieza a pasarle factura y a duras penas va cerrando el grupo. Para colmo de males, va casi sin agua en el bidón y va soportando la resaca del día anterior.
En 3 km volvemos a coger a Dani y Enrique, ¡¡vamos que casi estamos arriba !!. Según la cuentas de Oscar hemos pasado lo peor ¿o no?…
En este punto, todos juntos, rozamos el km 17 y nos topamos de frente con la realidad, lo realmente duro de la ruta empieza ahora. Los últimos 5 km de ascenso son realmente exigentes y tenemos de frente un muro que debe rozar el 15% de desnivel, el cual nos mete de nuevo en el pinar, apretamos los dientes y para arriba. Ángel sigue en cabeza y poniendo un ritmo exigente, aunque ahora todos vamos midiendo las fuerzas con la calculadora mental, no podemos quemar todas las naves, como diría Villy.
Dentro del pinar nos encontramos con tramos de nieve que por momentos tapa casi el ancho de la pista. Otra zeta, y otra y otra mas… miras al frente y no ves el fin, el único consuelo te lo da el cuentakilómetros con su avance ajeno al esfuerzo, pero marca el km 19 seguimos sin ver la cumbre y las rampas y la nieve empiezan a minar la moral ¿tal vez no haya fin …? .
Según vamos ganando altura, las vistas se convierten en paisajes y Ángel, decide tomar alguna foto, Oscar y yo seguimos adelante, no queremos volver a enfriarnos. Oscar, el rockie del equipo, aguanta la subida como un campeón. En el km 21 levanto la vista, y veo otra rampa pero esta trae premio al final. Tras un cambio de rasante parece que estamos arriba, son los últimos 500m de esta primera parte de la ruta y con la mirada fija, agarrando fuerte la bici conseguimos encumbrar. Llegamos al claro y las vistas son impresionantes, por un momento pareces estar en mitad de los picos de Europa.
¡¡Ha merecido la pena el esfuerzo !!.
En el segundo grupo, unos metros mas abajo, Dani y Villy valoran la posibilidad de volverse, estamos en el km 20, quedan 32… Dani tiene roto el amortiguado trasero y va continuamente botando y desperdiciando mucha energía en el pedaleo. Pero con una amplia sonrisa llegan a una conclusión: «¿QUIEN DIJO MIEDO?». En estos momentos es donde se mide la dureza de los deportistas y su afán de superación; parece que ninguno de los dos está dispuesto a rendirse ¡¡Qué grandes!!.
Un poco después llega a la cumbre Enrique, que cree que quizás sean mas de 1500m de ascenso :). Tras él, viene Ángel exhausto, por el esfuerzo. Al poquito llega Dani y Villy ¡¡Que valientes!!.
Le recordamos a Oscar su motivadora frase «lo peor ha pasado» y nos echamos unas risas. Comemos algo ya que el esfuerzo nos ha dejado las baterías vacías. En estos momentos mis frutos secos me parecen un auténtico manjar. Villy se come su «argamasa» compacta y pegajosa como un caramelo pasado que se te pega en las muelas (lo mismo sirve para comérselo, que para poner un taco en la pared). Comienza la segunda parte de la ruta.
(Cronista: Villy)
Terminamos de comer y Dani abre el grupo encarando el descenso. Bajamos con precaución pues hay tramos con unos centímetros de nieve, que agarra bien, pero obliga a extremar las precauciones.
Llegamos a una carretera y descendemos un par de kilómetros cogiendo velocidades altas y es aquí, donde descubro, que no me he equivocado al ponerme lo guantes de la nieve. Mientras el resto no saben que hacer para evitar esa horrible sensación de frío en las puntas de los dedos, yo con mis manos calentitas… 🙂
Abandonamos la carretera y volvemos la pista, toca subida otra vez. A partir de aquí la ruta es un continuo tobogán. Veo una fuente, (ya llevo unos cuantos kilómetros sin agua) y cuando llego a esta…ooohhh… ¡esta congelada!, bueno ya habrá otra. Continuamos sin detenernos y la «argamasa» parece que esta cumpliendo su cometido, ya no tengo tanta sensación de sed, y lo que es mejor, estoy subiendo solo. Al volver la vista atrás, observo a mis compañeros un centenar de metros más atrás, ¡¡han vuelto las fuerzas!!.
Continuamos sin parar de subir viendo unos cartelitos en el lateral del camino «puesto 54», «puesto 53». Otro coto de caza, pero no parece que halla nadie por los alrededores.
Después de una bajada tendida y muy larga, Enrique expresa su deseo de terminar pronto la ruta:
– ¿Crees, que esta bajada nos dejara en el atazar?
+ ¡Ojala!
Pero quedan 15km para el final, con lo cual, el mismo saca conclusiones…
Dicho esto el camino gira a la izquierda y se vislumbra serpenteante la pista que hemos de seguir, muy tendida pero que hay que salvar un gran desnivel. Toca seguir sufriendo… y todavía faltaba la guinda del pastel.
Unos metros más arriba, nos cruzamos con un 4×4 que nos para, y no comunica que unos kilómetros más adelante, acaba de empezar un montería, (¿que acaba de empezar?, pero si son las 13.00… yo pensaba que la caza se practicaba en las primeras horas de luz, no en las primeras horas de la tarde!!) También nos informa de la imposibilidad de pasar, a lo que muy amablemente le decimos, que no estamos dispuestos a desandar los 35km que llevamos, preferimos «susto a muerte».
Al coronar, hacemos una parada, para reagruparnos, y pasar por la montería en grupo (tal vez para repartirnos los tiros), También aprovechamos para reinflar la rueda de Ángel, que continua perdiendo aire, con el aviso a este de que «como te quedes sin aire en la rueda mientras pasemos entre lo cazadores, te queda solito» 🙂 .David comprueba con asombro, que no es que se le haya terminado el agua, sino que tiene el tubo del camelbak, congelado. Aunque no estamos pasando mucho frió, cada vez que paramos se aprecia que tal vez solo haya uno grados de temperatura, y nos obliga a buscar el sol y resguardarnos de las corrientes de aire.
Justo antes de entrar en la zona de la montería, encontramos una fuente helada, pero que a través de las estalactitas caen chorros de agua, y aprovechamos para rellenar las botellas de agua.
Otra vez puestos en marcha, nos cruzamos con el primer cazador, un hombre de unos 60 años, con el rifle en una mano, y en la otra las cartucheras, como ya sabemos lo que nos va a contar, discretamente nos hacemos los sordos y continuamos el camino. Justamente empieza a picar para arriba, con lo cual nuestro paso será más lento, vamos a ser un blanco fácil. Encontramos un todoterreno en la cuneta y ¡sorpresa! una cazadora ataviada con un chaleco reflectante verde y con una potencia gutural sorprendente avisándonos de la montería, pero hoy vamos duros de oído, será por el frío… Continuamos, de momento ni siquiera nos han apuntado. Otro todoterreno aparcado y subido en un risco, impertérrito, de pie, con el rifle en la mano y unos cascos de walkitalki (tipo el guardaespaldas) con disposición de disparar hacia el camino, por el que transitamos, en cuanto, atisbe la presa que esta esperando, (¿no esta prohibido disparar hacia los caminos?). Nos dice con voz muy seria, «si continúan pueden ser tiroteados». La cosa se esta empezando a poner fea, miramos el camino que nos queda por recorrer, y se atisba a ver unos kilómetros del camino serpenteante, subiendo y sembrado de todoterrenos, vuelvo la vista atrás para mirar si seguimos el grupo, compacto, o hemos perdido unidades, perder perder no, hemos ganado, Dani lleva a sus espaldas, un perro de gran tamaño, olfateándole, intentado adivinar si es un cochino Jabalí.
Seguimos haciendo amigos, buenos días aquí, buenos días allí, ya solo se limitan a devolvernos el saludo, ya estamos metidos en medio del fregado, por suerte se escucha la rehala de perros lejos, y sin decir nada, pero con el deseo de que no empiecen a pegar tiros, del que si hacemos comentarios es de nuestro amigo Candales, que ojo tiene este tío, ya es la tercera montería en que nos mete, y encima a esta no viene… 🙂
Por fin llegamos, donde se encuentra el remolque de la reala de perros y el seprona y damos por concluido este tramo tan conflictivo.
Empezamos un largo descenso, disfrutón, pero dependiendo de la velocidad adquirida, un poco peligroso. Llegamos a una cancela, nos reagrupamos. Ángel vuelve a inflar la rueda y Enrique vuelve a apuntar, «esta bajada ya nos deja en el atazar?», y como anteriormente, vuelve a fallar.
El camino es muy disfrutón pero claro, tanto bajar y bajar, que acabamos bajando un centenar de metros más de los necesario, y toca remontar hasta el pueblo de atazar por unos rampones, que para terminar el día, son de suicidarse.
Llegados a la furgoneta, esperamos a las últimas unidades del grupo, mientras miramos el desnivel que hemos hecho km y tiempo,1400m 52 km y 5.03 horas, por el rabillo de ojo observo sorprendido a David y Enrique, realizando un extraño baile, apoyados en una sola pierna y la otra sobre una valla de piedra, será un rito de apareamiento, prefiero no preguntar….
Cargamos rápidamente las bicis en la furgo… cada día lo hacemos peor, y valoramos dejar la bici de Oscar allí para otra ocasión 🙂 , pero el este no está por la labor, y tras unas cuantas maniobras, las seis bicis entran e incluso cierra la puerta.
Por unanimidad, decidimos hacer el tercer tiempo en una terracita que se encuentra a unos 150 metros, pero sin decir nada todos nos subimos en la furgo, no tenemos fuerza, ni para ir al bar… a Dani solo le falta aparcar la furgo en la terraza.
En estos pueblos viven a otro ritmo, nos sentamos en la terraza, al solecito, temperatura muy agradable, pedimos las cervezas, la señora, no vuelve con ellas. Tras 10minutos, la temperatura ya no es tan agradable.
Aparece la señora camarera, con las jarras de cerveza, unos choricitos que se agradecen, y le pedimos directamente la segunda ronda, acabada la primera Oscar tuvo que ir a reclamar la segunda, y es que en los pueblos no hay prisa…pero ya eran las 15:00, con un poco de apetito y una hora todavía de trayecto, hasta casa.
Pagamos lo mas rápidamente que pudimos, ocupamos cada uno nuestro sitio en la furgo, y después de unos minutos de compartir anécdotas, el silencio se va abriendo sitio, y alguno no puede por menos que dejarse mecer en los brazos de Morfeo.
Llegada a Paracuellos sin novedad, y con la sonrisa en la cara después de haber completado, una ruta que sobre el papel y sobre el terreno más la poca temperatura, ha resultado ser muy dura y nos ha hecho exprimirnos. (24 horas después, me duelen las piernas) nos despedimos con el deseo de que llegue la próxima ruta.
Saludos Dani, Oscar, Enrique ,Ángel, David, y Luis Miguel (Villy)